XIX
Encuentro Estatal de Cronistas
Tonalá,
Chiapas, 22 al 23 de Noviembre de 2019
Mesa
3: Fiestas Patronales
Viernes de Och Nichim* en honor
al Padre Eterno
Delmi Marcela Pinto López
Cronista Independiente de La Trinitaria
La
devoción al Padre Eterno se manifiesta por la población de La Trinitaria,
conocida oficialmente como Zapaluta hasta 1912. Se trata de un antiguo pueblo
tzeltal cercano a la región de poblados tojolabales, en el sur del estado de
Chiapas. Según algunos informantes de edad avanzada cuentan con gran regocijo y
fervor que el propio santo eligió ese pueblo para residir "... allí quiso
el Padre [Eterno], el Señor quedarse, fue el lugar que él prefirió como su
morada porque en donde se encuentra su iglesia es el centro del mundo”.
La Trinitaria, se viste de
fiesta en mayo o en junio con su celebración patronal en honor al Padre Eterno,
es la fecha más importante y esperada de cada año para los habitantes del
pueblo. Es una festividad variable, siempre va a depender de la semana santa, son
60 días después de la resurrección de Jesucristo. El ritual que año con año se
realiza en la tarde de un viernes está ofrecido al Padre Eterno y es conocido
como “Entrada de Flores” u “Och Nichim”.
La
Entrada de Flores; es un ritual donde hacen presencia a la iglesia de La
Trinitaria los peregrinos devotos católicos indígenas y no indígenas, de los
municipios de Las Margaritas,
Comitán, La Independencia y La Trinitaria, para entregar sus ofrendas que llevan
desde sus lugares de origen al lugar sagrado, que consiste, en plantas
silvestres, flores, velas, veladoras y aguardiente. Para llevar esto, es
necesario participar en la romería, tomando brechas, soportando el cansancio,
entonando cánticos católicos, quemando cohetes, rameándose los pies y las
partes “adoloridas” para curar el padecimiento, esto se hace en puntos
específicos de la ruta. Con el sonido de los tambores madre, los tambores hijo
y la flauta, llegan los peregrinos al lugar sagrado para entregar el nichim (flor), esperando recibir a cambio la
“gracia” y que ésta llegue a las personas y a los animales domésticos; que con
la lluvia haya buena cosecha de maíz, de frijol y los animales tengan comida
abundante.
Lo
que en esta ocasión se relata es un viernes de mayo, viernes en que todos los
peregrinos se preparan para la tradicional Entrada de Flores, La población de
La Trinitaria se está alistando para la presencia de los peregrinos, se ve
mucha gente que no es del pueblo caminando por las calles, los puesteros que
llegan a la feria se están preparando para vender sus productos, las tiendas del
lugar se están previniendo para ofrecer veladoras, refrescos, velas y sobre
todo aguardiente que es lo que consumen la mayoría de los peregrinos.
A
muy temprana hora, con los primeros rayos del sol en las comunidades los
peregrinos se preparan en su iglesia para partir hacía el santuario de El Padre
Eterno, ellos vienen a pie van recorriendo puntos sagrados durante su largo transitar,
caminan aproximadamente de 6 a 8 horas, aunque algunos tojolabales de la zona
de Margaritas, les lleva dos días de camino para poder llegar a tiempo.
La
reunión del viernes, se realiza en el punto sagrado que es la Cruz del Milagro
en el barrio de San José de la cabecera municipal de La Trinitaria, es aquí
donde se congregan. Se ve mucha gente circulando por este lugar, paisanos de La Trinitaria quienes siempre están con la curiosidad de,
qué sucederá este año, cómo será en esta ocasión, habrá mucha gente o no, así
mismo de rancherías vecinas e indígenas que llegaron en carro desde la mañana,
acuden al lugar a esperar la llegada de las cuatro imágenes peregrinas de El
Padre Eterno y de los devotos que vienen caminando.
Ya es medio día, en el lugar de reunión un grupo de personas están
organizándose para arreglar el altar de la cruz con flores y ramas de laurel; allí,
las familias completas pasan a ese altar, se golpean en la espalda, pies y
brazos con ramas de albahaca o de chilca, insistiendo en las regiones del
cuerpo en donde hay dolor, como “el aire”, para así pasar los males a las ramas
que se dejan en el lugar del altar y que no deben ser tocadas por nadie, pues
se dice que el mal impregnado en ellas sería traspasado.
Son
las dos de la tarde, la algarabía se puede percibir, los vendedores ambulantes
están en su máximo esplendor ofreciendo bolis, paletas de hielo, raspados, salvadillo
con temperante, chicharrines, refrescos, cerveza que es lo que más se consume
por el día tan soleado que está, además que comentan que es inevitable no consumirlo
por el cansancio que traen.
Se
está a la espera de los cuatro contingentes que traen las réplicas del Padre
Eterno, estas imágenes son representaciones en bulto de menos de medio metro de
alto, son las imágenes peregrinas que durante el año visitan a localidades de
los municipios participantes. Cada imagen está bajo la custodia de una persona,
llamada “misionero”, quienes son nombrados entre los
habitantes de los pueblos que visita El Padre Eterno, tiene como
responsabilidad trasladar de un lugar a otro la imagen, cuidarla y administrar
la limosna, para entregar ese dinero al sacerdote del templo de La
Trinitaria.
La
hora esperada llego, se acerca el primer contingente de
personas, son del municipio de La Independencia, quienes aparecen con banderas,
flores y la imagen en bulto de El Padre Eterno. El segundo grupo es el que viene
por el lado oriente, sobre la carretera que comunica con Los Lagos de
Montebello, se trata de personas de poblados ubicados en la llamada tierra
fría. La tercera imagen lo acompañan los peregrinos del municipio de Las
Margaritas, quienes cargan además un estandarte de la imagen de Santa
Margarita, representante de esa zona, y con otros más de las comunidades
participantes, todos buscan un lugar donde sentarse para descansar mientras
esperan la última romería, los últimos en arribar son del municipio de Comitán
traen un estandarte con la imagen de la virgen de La Concepción del Cerrito Nitre,
además de banderas, flores y cohetes.
Ya se encuentran juntas las cuatro imágenes, los cuatro
contingentes de personas se congregan para hacer una sola procesión y así
dirigirse al lugar deseado, con la bendición del sacerdote que igualmente se une
al grupo.
Es así
como da inicio el recorrido al santuario de El Padre Eterno, toma su curso, con
el sonido de los tambores y flautas; se escuchan también cantos católicos. A la
cabeza de la romería va anunciando el cohetero con el retumbar de los cohetes,
luego el grupo de los kojes son hombres
disfrazados con máscaras monstruosas, encubiertos
con ropa de mujer, bailan con el bullicio de sus matracas, haciendo
ademanes, muecas y brincos; son sin duda alguna el folclore, quienes dan el
colorido y transmiten la alegría de la llegada de los peregrinos; se encargan además
de que la gente no rompa el orden en el recorrido, con su látigo de tela van
haciendo indicaciones para que no se dispersen. En seguida va el sacerdote con
sus ministros, luego una persona con una “brazada” de flores, le siguen los
cuatro “misioneros”, llevando en su espalda los cofres de la imagen del santo cargado
con un mecapal. Posteriormente van las banderas que representan a su comunidad,
quienes van alineadas en dos filas y, al final, las personas con flores y ofrendas,
así mismo es muy auténtico ver que algunas llevan sus redes con flores
silvestres como ofrecimiento al Señor.
Llegando
al campo de fútbol, frente a la iglesia de El Rosario, la peregrinación hace
una pausa para realizar dos rituales; uno es el rezo en tzeltal que es evocado
por el rezador de Zapaluta, quién con oraciones especiales
hace la petición de lluvia, buena cosecha, así como bienestar para todos los
participantes y agradecimiento porque llegaron con bien de sus lejanas
comunidades. Enseguida se da el acostumbrado “saludo
de las banderas”, esta consiste en pasar en forma ordenada uno por uno al
frente de la bandera principal para besar y saludarse inclinando ambas
banderas.
Aproximadamente
son las cuatro de la tarde, se continúa con el camino hacia la iglesia, que dura
como 30 minutos para llegar al templo.
Mientras
se hace el recorrido, las personas del pueblo ya están esperando la Entrada de Flores,
observando desde sus puertas, otros en las ventanas y balcones de sus casas
tirando confeti y aplaudiendo el paso de la peregrinación, en la cual ellos
nunca participan por creer que es asunto exclusivamente de los peregrinos.
Cuando la
romería entra a la plaza se escucha el repicar de las campanas de la iglesia y
el sonido de los cohetes en señal de fiesta. Todos los peregrinos se paran
frente a la iglesia para dar paso a las imágenes, las banderas y por último las
personas, la entrada es un poco caótica porque la puerta de la iglesia es reducida,
pero logran ingresar todos sin ningún problema, después de colocar las banderas
a los lados del altar, inicia la misa oficiada por el presbítero del lugar. Al
final de los oficios religiosos los indígenas permanecen en pequeños grupos y
dirigidos por el rezador zapaluteco, entonan sus oraciones.
En las
afueras de la iglesia se instala un jacal (con techo de lámina de zinc y
soportes de madera) adornado por los hombres de La Trinitaria con flores
silvestres llamadas tz’enen, ek y yech gayina, traídas
por los indígenas peregrinos desde sus comunidades. Se colocan flores atadas de
modo regular por debajo de las láminas dispuestas como techo del jacal y a lo
largo de los soportes de madera; así quedo adornado el atrio de la parroquia.
Con el ritual del Och Nichim se da el preámbulo al novenario
del patrono de los zapalutecos, es así como indica que iniciará la feria del
pueblo, y esperar con gran entusiasmo el domingo para celebrar el “mero día” de
El Padre Eterno.
*
llevar el nichim a través de la romería recibe en tojolabal el nombre de
ak’uj och nichim o literalmente “hacer entrar la flor”
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