En Miradas de pandemia en crónicas. Tuxtla Gutiérrez: De aquí a la luna, 2021.
El transcurrir de la vida con la pandemia
Delmi Marcela Pinto López
Cronista Independiente de La Trinitaria
Recuerdo bien que fue un domingo del mes de febrero del 2020, viendo la televisión llega la noticia de un caso de coronavirus en Chiapas, se trataba de una chica que estudiaba fuera del país y que había regresado a nuestro estado con ese virus, fue ese primer caso tan divulgado.
Lejos estaba de pensar que esa enfermedad diagnosticada en Wuhan, China en el mes de noviembre del 2019, se iba a propagar por estos lugares, pues se creía que estando tan lejos sería imposible que llegue a perjudicarnos.
En el mes de marzo para ser exacto el día sábado 07, acudimos con mi familia a una boda de una sobrina en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, ya se hablaba sobre el tema, pero nada pudo detener esa boda, todo parecía normal. Entre los invitados se tuvo a gente de Estados Unidos, ahora que lo reflexiono la suerte corrió a nuestro favor, porque después de ese acontecimiento nadie se contagió.
El día 09 de marzo por cuestiones de trabajo de campo del doctorado que estoy cursando me traslade a una aldea de Guatemala, llamada San Mateo Ixtatán, ubicada en los Altos Cuchumatanes, en el departamento de Huehuetenango, éramos una congregación de más de 50 personas, todas nos transportamos aglomerados en los carros y en el albergue en donde pernoctamos era un espacio pequeño con literas, pero para nosotros todo era normal, sin nada de preocupación, ya que en ese lugar se carecía de señal para el celular, de televisiones y de medios de comunicación como para estar enterados de lo que pasaba alrededor del mundo.
A mi regreso después de tres días mi celular se activó, me llego el mensaje de “uno-tv” con la fatal noticia que el virus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad de Covid 19 era un caso de pandemia, pues ya se había extendido a todo el mundo; lo comentamos con mi compañero de viaje, ya leíste lo que está sucediendo, y nosotros conviviendo con muchas personas, ¡Dios nos libre!
Con esa noticia tan lamentable regreso a casa, mi cabeza era un mundo, pensando que si ya me había contagiado por estar en contacto con más personas, afortunadamente aún no había llegado por esos lugares y todos estábamos bien.
La noticia del covid, se empezó a difundir de manera rápida y continua en todos los medios de comunicación, entre ellos noticieros de televisión, la radio, whatsapp, facebook, twitter, etc. todo lo que se escuchaba era sobre eso.
Sin embargo, aún con todas estas notas informativas tan desesperantes me presenté a trabajar por lo menos dos semanas más, recuerdo muy bien que el mes de marzo es el ciclo de romerías y tenía que seguir yendo a trabajo de campo, fui por última vez el 23 y 24 de marzo, aún sin las medidas de cuidado.
Después de ese día se suspendió todas mis actividades de campo y de oficina, llego el confinamiento familiar, etapa tan desesperante para todos, pues pensamos que era por unos días, y esto se alargó. La casa se volvió oficina y escuela, tener una computadora, celular inteligente y señal de wifi era ya una necesidad pues todas las actividades se tendrían que hacer de manera virtual.
Ver el celular era estresante, ya que tanto mensajes de whatsaap como navegar en facebook era enterarse a diario de fatales noticias, decesos de conocidos y amigos, conocer los incrementos de las estadísticas de las personas infectadas era “pan de cada día”.
Los hábitos cambiaron drásticamente ya nada sería igual, implementar medidas en casa y salir a lo básico se convirtió en necesidad, poder sobrellevar la situación y sobrevivir encerrados en casa es nuestra realidad. Ya no es prudente socializar, el distanciamiento social se volvió parte de nuestras vidas en una comunidad tan habituada a mostrar afecto, como ha costado trabajo acostumbrarse.
Lo que importa ahora es no contagiarse de esa enfermedad, que solo mencionarla aflige el corazón, pues denota muerte y lo que se deriva al contraerla, estar confinado en un cuarto solitario, en cuarentena, con esa incertidumbre de no saber cómo te dio, cómo la pasarás y más aún sin saber si sobrevivirás de esa mortal enfermedad.
Es así como han transcurrido largos 11 meses, ya estamos en el 2021, no sé cómo ha pasado todo este tiempo, cada día, cada mes, con tantas limitantes, con tantos cambios en nuestra vida, que todavía cuestan aceptarlos, y aún no se sabe en que va parar todo esto… lo que sí sé, es que todos estamos viviendo una nueva etapa y que estamos con la esperanza de que la vacuna será nuestra mejor aliada para poder iniciar nuestras actividades cotidianas y llevar una vida como la de antes.
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